jueves, 21 de marzo de 2013

CAFÉ OLÉ


Doña Rosa va y viene por entre las mesas del Café, repartiendo besos y claveles como si de una artista de cabaré se tratase. 
Desde el rincón le sigue la pista Octavio. En la mano un puro rancio y en la mirada una advertencia: esa mujer le pertenece y, si alguno osa disputársela, está dispuesto a arrancarle el alma de un mordisco.
En la barra discute Marcelo con Juancho “El rayas”. Política y vino forman mala combinación, aunque más de uno se empeñe en arreglar los desarreglos de los de arriba y sacar al país de la ruina.
Justo cuando hace su entrada triunfal Maruja, la niña de la voz de ángel, agota su última flor Doña Rosa. Es tiempo de dar paso a la juventud, y la niña dirige el paso hacia el tablao. 
Grácil como una pluma, con ojos curiosos aunque experimentados, deja caer la vista sobre el público que, rendido a su arte, aguarda el comienzo de la función.
Divisa Maruja a Octavio, hipnotizado desde hace rato por su nubilidad, y le lanza un ósculo. 
Malinterpreta el gesto Doña Rosa y se lanza furiosa hacia el escenario. Marcelo, Juancho y tres clientes más tratan de separarlas, pero sólo consiguen llevarse unos cuantos arañazos y un manojo de cabellos desgreñados.
Desde el rincón, contempla Octavio el espectáculo, al tiempo que apura los restos de un cigarro trasnochado.

DONAIRE GALANTE

jueves, 7 de marzo de 2013

EL MAGO DE OZ

¿CUENTO PARA NIÑOS O FÁBULA PARA ADULTOS?

Cuenta L. Frank Baum en la introducción a la primera edición del libro, allá por el año 1900, que pretendió "complacer a los niños" de su época, fabricando "un cuento de hadas modernizado, en el que se mantienen la alegría y la fantasía y se suprimen las penas y pesadillas".