Cierta magia se produce en ese celebrado acto en que el texto se proyecta en una imagen.

En definitiva, otorga el privilegio de la vida a un conjunto de palabras que de por sí encerraban ya un corazón latente.
Un corazón que bombeaba gracias a la savia insuflada por la historia o por efecto del mensaje que el autor se había propuesto hacernos llegar.

El ilustrador concreta la idea, haciéndonos un regalo valioso: la representación de la misma en uno o varios dibujos.
Pero a menudo su trabajo va más allá, pues nos ofrece su propia versión del texto, pudiendo llegar a crear una historia paralela, tanto o más preciosa que la original.
En conclusión, el poder de interpretación es tan amplio que nace la posibilidad de aunar la visión de ambos artistas (escritor/ ilustrador) enriqueciendo la inicial idea con el trabajo común.
Dedicado a ANAZUL,
una buena amiga y compañera de trabajos
a quien podéis visitar en el siguiente enlace: http://elcaballeteazul.blogspot.com/