Ciertas historias nacen, a veces sin premeditación, con vocación de pasar a formar parte de
la historia del cine universal.
Así ocurre con la mayoría de las obras del genio británico
Conciso, directo, nada sobra y nada falta en la cuidada escritura de Wallace quien, haciendo gala de una maestría que inspiró a reconocidos escritores del género negro como Agatha Christie, consigue mantener la intriga hasta el final. La viveza de los diálogos, la capacidad de despertar la curiosidad del lector, son características inherentes a la literatura de Wallace.
Hay un importante misterio oculto tras la figura del enigmático Pretoria Smith, indiscutible protagonista de El hombre que no era nadie, y sólo será revelado cuando se desentrañe el resto de circunstancias que rodean su oscuro pasado. Mientras tanto, una confundida Marjorie habrá de convivir con la duda, que la consume hasta la desesperación: ¿fue ese hombre el despiadado asesino que segó la vida de sir James Tynewood?