Jamás había existido un socio fijo en el Club de la Eterna Sonrisa hasta que llegó Alegría.
Alegría era simpática, divertida, y estaba llena de chispa. Contagiaba a todo el mundo con su risa cantarina y no se enojaba por pequeñeces. 

De hecho, desde su incorporación al club nadie recordaba haberla visto molesta y ni siquiera triste.
Más bien al contrario, lucía una permanente sonrisa que la había hecho acreedora del valioso título de “Primer miembro del club con carné fijo”, y se rumoreaba que para el próximo año pensaban proponerla nada menos que para presidenta.
Si bien Alegría se mantenía inmune a todos los chismes; lo único que le preocupaba era gozar de la vida y hacerles entender a sus compañeros que es preciso exprimir el tiempo para sacarle todo su jugo y que las cosas que realmente importan son precisamente las más cercanas.
Me recuerda a mi antigua compañera de trabajo, lo primero que hacía cuando entraba en la oficina era mirarla a la cara, con su sonrisa empezar a trabajar ya no era tan duro.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Donaire.
ResponderEliminarSería maravilloso tener una persona como "Alegría" en algún momento del día todos los días del año...
Ya tenemos bastantes cenizos y desgracias.
Un abrazo
Es urgente sacar copias y repartirlas por este santo país.
ResponderEliminarUn abrazo