Una mesa más larga que la trenza de Rapunzel atraviesa la lóbrega estancia. Alrededor, la prole de huesudos vampiros canturrea una tétrica melodía mientras se afila los colmillos con malévola complacencia. Aguardan impacientes el comienzo del banquete, del que, según parece, yo soy el plato principal.
Sobre una enorme bandeja, atado de pies y manos, me introducen en el comedor para situarme en el centro de la mesa. Contemplo con horror decenas de ojos tan rojos como rubíes y bocas de dientes relucientes que babean intermitentemente ante el inminente festín.
Al primer mordisco, el jefe del clan cae redondo. Le siguen su mujer y tres de los hijos comunes.
-¿Alguno más quiere probar?- los desafío- Hace dos meses que me mantengo a base de sopa de ajo y tengo la sangre muy picantita.
Una vez libre culmino la visita al castillo y salgo por patas.
Hola Donaire.
ResponderEliminarMuy previsor no era el jefe del clan o tenía pocos siglos de vida en muerte de vampiro... debería saber que la comida siempre se da a probar primero a los seres inferiores en la escala chupa-sangre porque puede estar en mal estado o en este caso envenenada :D
Un abrazo
Debe ser q la gula le nubló el entendimiento. Un abrazo, Andrés!
EliminarQue previsor tomar mucho ajo para visitar al castillo.jajaaa
ResponderEliminarun abrazo
fus
sí, iba bien preparado. En vez del típico crucifijo, otras alternativas menos "obvias".
EliminarAbrazos tb, Fus..