Es noche
de brujas.
Un sinfín de faldas revolotea alrededor de la hoguera. Las azota el mismo viento que se empeña, en vano, en apagar el fuego.
Las risas de las mujeres escapan hacia el cielo para perderse entre
las estrellas.
Chisporrotea
la lumbre.
Es día de fiesta y celebración. Hasta la madrugada el bosque se
teñirá de rojo.
Como los labios de Luna.
Luna
es joven.
Es, de hecho, la más joven de las hechiceras, pero su pasión es tan
grande como el océano.
Y eso la convierte en apta.
Ha llegado tarde y, después de ser amonestada por las
veteranas, se incorpora a la rueda.
Enreda
sus manos con las de sus compañeras y deja que sea la fuerza de su espíritu la
que la obligue a girar.
Una
vuelta, otra y otra más.
Así hasta el amanecer.
Luna sabe que con las primeras luces del alba su mayor anhelo se cumplirá: está próximo su bautismo y, hoy más que nunca, se siente preparada para ejercer la magia.
DONAIRE GALANTE
Qué lástima que el mundo de la hechicería esté regido ahora por cuatro patanes sin glamour, atrás quedaron brujos y brujas capaces de engañar a Houdini y Conan Doyle, a papas y reyes y a la gente de la calle encantada de ser llevada a este engaño.
ResponderEliminarEso sí, en mi empresa hay tres brujas malvadas y me quieren convertir en sapo.
Un abrazo
Sí, nada q ver los brujos de ahora con los de antes. A excepción de Harry Potter, poco nos queda que rascar. Ánimo para que los hechizos no te alcancen, aunque la vida de sapo no es mala..
Eliminarun abrazo
Ya me gustaría que las brujitas despertaran de su letargo y comenzaran a realizar hechizos a destajo que nos hace falta algo de magia en estos tiempos que corren.
ResponderEliminarUn abrazo
Mucha magia necesitaríamos para salir del agujero en q estamos sumidos. Confiemos en que algo puedan hacer las hechiceras, aunq poco sea.
EliminarUn abrazo!