martes, 30 de abril de 2013

¿POR QUÉ NOS GUSTA EL TACTO DE LOS LIBROS?


Del mismo modo que necesitamos tocar a las personas, disfrutamos acariciando los libros.

Sus páginas, en esa suerte de intimidad que se crea durante la lectura, se convierten en aliadas del autor en su objetivo de hacernos llegar un mensaje.
Mientras saltamos de un folio a otro, deslizando nuestros dedos sobre el papel, podemos experimentar en nuestra propia piel la rabia, el deseo, el anhelo.
Somos capaces de vibrar ante una declaración de intenciones largamente contenida, de dejarnos sacudir por un terremoto en una isla perdida en medio del océano o permitir que la intensidad de la marea del desamor nos arrastre hacia el vacío de una noche sin fin.
Si los corazones de los protagonistas se encienden impelidos por las pasiones que el escritor ha puesto en ellos será el nuestro mismo el que lata con vocación de romper las paredes de la cavidad torácica que lo contiene.
Al permitir el contacto, el libro se entrega como el amante apasionado. Sin condiciones ni reservas. 
Al palparlo, nos introducimos en sus entrañas, desgranando los misterios que oculta a simple vista.
Percibimos el perfume del mar, el del carbón, el olor a desilusión o el de un éxito abrumador. 

Ni siquiera sospechábamos que existieran antes de haberlos leído, pero ahí están, traspasando la frontera de la imaginación, tal como los describe su creador.
Como también están el sabor amargo de la derrota, el del dolor, o el agridulce de una canción con nombre de melancolía.
Cualquiera puede hacerse realidad por encima de las letras.
Es la magia de la lectura, tradicional o digital, la que logra materializar cada uno de estos sueños.
DONAIRE GALANTE

1 comentario:

  1. El papel proviene de un ser vivo y pienso que algo de alma contienen esas hojas que nos muestran palabras... Un abrazo

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