domingo, 18 de mayo de 2014

LUNA DE TRIANA

Diseño de portada: Ana Rodríguez
Por las noches se asomaba a la ventana para contemplar la luna, que parecía haberse retorcido hasta componer una mueca irónica. 
No, definitivamente no podía tratarse, aunque la ciencia se empeñase en convencerlo de lo contrario, de la misma luna mora que durante tantas noches lo había acompañado en sus serenas reflexiones. La que ahora lo miraba desde el cielo era una bola apagada, triste, distinta de aquella luna de plata que le había encendido el alma cada madrugada durante casi veinte años.
Aunque llevaba ya más tiempo en Estados Unidos que en España no podía apartar la sensación de que se hallaba lejos de casa. De hecho, se le hacía cada vez más profunda la llaga y se le achicaba el corazón entre recuerdos y lamentos por aquel tiempo que se fue y ya no regresaría, por más que en su memoria estuviera tan fresco que a veces sentía que se encontraba allí, entre su gente, paseando por las calles adoquinadas y estrechas de su barrio, saludando a éste
o aquel compadre, bañándose tal vez en el canto de una guitarra flamenca en alguna taberna trasnochada.

Esa era la Triana de su alma. Triana era eso y mucho más.

DONAIRE GALANTE

4 comentarios:

  1. Cuando uno vuelve a sus orígenes no hay nada extraño, todo está como lo recordamos.
    Un beso

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  2. En ocasiones es el recuerdo que conservamos del lugar el que nos hace contemplarlo con los mismos ojos. Lo importante es que la esencia está ahí. Besos también.

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  3. La luna y una guitarra buena combinación para hacer brotar sentimientos. Un abrazo!

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  4. Uno es de allí donde nacen los recuerdos. Y Triana no es un mal sitio para recordar. Y para volver.
    Un abrazo desde España (desde Mallorca, en concreto).

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