miércoles, 10 de agosto de 2011

AMANECE EN CHINATOWN

Un sol tímido, desdibujado todavía, travesea entre los variopintos edificios de la Grant Street. Un reguero de letreros colgantes une ambos lados de la calle en un abrumador alarde de publicidad.

Más arriba, el cielo está adquiriendo un tono azulón que evoca los trabajos de Yves Klein. Empieza un nuevo día, un hermoso día de primavera como tantos otros. Nada hace presagiar que será el último.


Camino hacia el Old Shanghai con paso acelerado. Debo aprovecharlo bien, sólo tengo veinticuatro horas por delante y mucho por hacer.

Apenas puedo respirar cuando llego a la puerta del restaurante.

Allí, firme y delgado como una estaca y con una sonrisa que no le cabe en el rostro me espera mi hijo. Veinte años es mucho tiempo, aunque ese tango de Gardel afirme lo contrario. Ahora ya se puede acabar el mundo, me digo mientras lo abrazo fuertemente.
DONAIRE GALANTE

8 comentarios:

  1. Yo adivino el parpadeo
    de las luces que a lo lejos
    van marcando mi retorno.

    Son las mismas que alumbraron
    con sus pálidos reflejos
    hondas horas de dolor.

    Preciosa canción, muy sentida y seguro que todos nos sabemos de memoria algún verso
    Un abrazo

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  2. Hola, artista, ya te tengo en mi lista de blogs.

    Mi hija se fue hace un año y vuelve la semana que viene. Entiendo que el mundo ha de aguantar hasta que la vea.

    Un abrazo

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  3. hl, compañeros!
    pues sí, preciosa canción. Para sabérsela entera.
    ya ves, Jose Antonio, que ha hecho mella en mí tu empujoncito para q me prodigue más. A ver si me entono a partir de ahora.

    qué tal, Javir?
    me alegro de tenerte por aquí también. un año puede ser una eternidad, ¿qué es una semana en comparación?

    un abrazo múltiple

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  4. Hola Amigo!
    te voy a comentar con una canción.
    Un abrazo.

    Hace veinte años que tengo veinte años, Veinte años y aún tengo fuerza, y no tengo el alma muerta, y me siento hervir la sangre. Y aún me siento capaz de cantar si otro canta. Hoy que aún tengo voz y aún puedo creer en dioses... Quiero cantar a las piedras, a la tierra, al agua, al trigo y al camino que voy pisando. A la noche, al cielo, a este mar tan nuestro, y al viento que por la mañana viene a besarme el rostro. Quiero levantar la voz, por una tempestad, por un rayo de sol, o por el ruiseñor que ha de cantar al atardecer. Hace veinte años que tengo veinte años, Veinte años y aún tengo fuerza, y no tengo el alma muerta, y me siento hervir la sangre. Hace veinte años que tengo veinte años, y el corazón, aún, se me dispara, por un instante de amar, o al ver un niño llorar... Quiero cantar al amor.
    Al primero. Al último. Al que hace sufrir. Al que vives un día. Quiero llorar con aquellos que se encuentran solos y sin amor van pasando por el mundo. Quiero levantar la voz, para cantar a los hombres que han nacido de pie, que viven de pie, y que de pie mueren. Quiero y quiero y quiero cantar hoy que aún tengo voz. Quién sabe si podré mañana. Hace veinte años que tengo veinte años, Veinte años y aún tengo fuerza, y no tengo el alma muerta, y me siento hervir la sangre.

    Joan Manuel Serrat, " Hace Veinte Años Que Tengo Veinte Años "

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  5. hl, Andrés
    qué cierto es (y suena muy bien)
    un abrazo

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  6. Muy bonito, todas esas cosas que tenemos que hacer antes de que el mundo se acabe, puede que sea mañana, así que intentemos hacerlas hoy. Besos.

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  7. Precioso. Para mí daría igual que el mundo acabase en cualquier momento siempre que nunca me acueste ni me despida de un ser querido con un mal gesto, una estúpida palabra o una absurda expresión.
    Me gustaría estar preparado, y eso intento, para poder marcharme de este mundo en cualquier momento: esto forma parte de la libertad en la que quiero vivir.
    Ese es uno de mis grandes deseos.
    Un abrazo

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