“Quinn se quedó paralizado. Ahora no podía hacer nada que no
fuese una equivocación. Cualquiera que fuera su elección –y tenía que elegir-
sería arbitraria, una sumisión al azar. La incertidumbre le perseguiría hasta
el final”.
Un mundo propio de
personalidades encontradas, investigaciones abiertas e identidades perdidas.
Así es el universo que Paul Auster concreta en
La Trilogía de Nueva
York.
Es La Trilogía de
Nueva York un texto que destaca por su excelencia. Se trata de una obra
compleja, que mezcla la intriga con el análisis psicológico o el ensayo con el
estilo periodístico, en tanto nos abre puertas insospechadas hacia otros
destinos.
Se abre la trilogía
con un recorrido por la ciudad de los rascacielos que nos conduce hasta
minúsculas habitaciones donde el pensamiento resulta confinado por imperativo.
La búsqueda, el
descubrimiento y, como colofón, el desconcierto. Es el camino a seguir en cada
uno de los relatos que componen la obra.
Los elementos más
característicos de la novela policíaca se diluyen entre episodios inesperados y
giros sorprendentes.
Tres novelas (Ciudad
de Cristal, Fantasmas y La habitación cerrada) que confluyen en un mismo
planteamiento: la confusión de sus protagonistas, enredados en los laberínticos
paisajes del alma humana.
La literatura dentro
de la literatura, la escritura como hilo conductor, la inmensidad de una urbe
que devora a sus habitantes y los confunde hasta el punto de convertirlos en lo
que no son.
El caminar como
ejercicio estimulante, la feminidad en sus diferentes facetas: la voluptuosa e
inquietante Virginia, la ya inalcanzable prometida de Azul y la dulce y
confiada Sophie; todas y cada una colchón sobre el que reposar los tormentos
del espíritu masculino.
Sórdido, provocador,
sorprendente... Paul Auster nos entrega una literatura compleja que va más allá
de lo aparente. Una literatura de calidad que apuntala sus bases sobre la
originalidad y los juegos psicológicos.
El punto álgido de
cada una de las tres novelas se alcanza en las conversaciones que se desarrollan
entre sus protagonistas. Enfrentados por una trama inexorable, Quinn y
Stillman, Azul y Negro, Fanshawe y su viejo amigo, son obligados a entenderse.
Y sus diálogos nos regalan algunos de los momentos más bellos de la trilogía.
Un libro, en definitiva,
que no te dejará impasible.
DONAIRE GALANTE
He leido varias novelas de Paul Auster y aunque al principio no me gustaba mucho, ahora soy un lector incodicional suyo.
ResponderEliminarUn abrazo
fus
hl, Fus
ResponderEliminarno es q sea novela policíaca stricto sensu pero su forma de narrar engancha y despierta la curiosidad de saber en qué parará la trama. un abrazo tb
Pues no, de este autor no he leído nada y tengo un atasco enorme antes de poder iniciarme en él
ResponderEliminarun abrazo