sábado, 15 de junio de 2013

EL BUEN DECIR

Es un hecho demostrable que las personas que manejan adecuadamente los recursos lingüísticos tienen un buen tramo andado en el camino de la comunicación.
Del mismo modo que dominar varios idiomas suele sumar puntos en la carta de presentación, no es menos importante moverse con soltura en los laberintos del que nos resulta propio dado que, en la mayoría de los casos, es el que utilizamos para afrontar las diversas situaciones de nuestra rutina diaria.

La irrupción de las nuevas tecnologías ha provocado una relajación en el modo de expresarse que, de ninguna manera, debería traducirse en un retroceso en el uso apropiado de la lengua.
Hablar con propiedad no puede estar reñido 
con la economía verbal. 
Es cierto
que negarnos a entrar en la rueda de la modernidad supondría ponernos a la cola del progreso. Que saber aprovechar las ventajas de cada avance implica a la larga una mejora a la que resultaría contraproducente oponerse.
El lenguaje de los sms, el de los mails, el whatsapp; el hecho de que hayamos perdido el hábito de desarrollar largas misivas para decirnos lo que ahora resumimos en unas pocas palabras no puede contraponerse a la necesidad de conocer y controlar el idioma de modo que los errores gramaticales y las faltas de ortografía y expresión no nos pongan en evidencia frente a lectores u oyentes avezados.

El buen orador sabe simultanear los términos; encuentra sinónimos para describir realidades semejantes, sustituye en la oración aquellas partes que le interesan y conoce los distintos contextos en que ha de moverse, adaptando su discurso a cada interlocutor y situación.
Porque el buen orador se apoya en un vocabulario abundante, rico en usos y modismos.

Una educación que soslaya el uso correcto de la lengua no es una educación apropiada. Hemos de partir del origen si pretendemos educar en cultura.
Reivindiquemos la importancia del lenguaje.
Luchemos por la excelencia en la palabra.

Es justo y necesario.

DONAIRE GALANTE

1 comentario:

  1. Yo soy de los raros, cuando escribo un sms pongo las palabras enteras ¡y con acentos! creo que no se da la suficiente importancia en el colegio a escribir bien, no es lógico que los chavales tengan tantas faltas de ortografía.
    Un abrazo

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