martes, 27 de agosto de 2013

MANUELA, LA PINTORA DE PAISAJES GRISES

           
 La tarde en que Manuela alcanzó su sueño corría el mes de Agosto y hacía frío de otoño. El mar estaba encrespado y el sol se había perdido en el horizonte, espoleado por la tormenta que se anunciaba ya en forma de viento del Norte.
           
La joven artista alineó sus cuadros sobre las losas de piedra del paseo marítimo. Se sentó a esperar. Unas pocas gotas le bañaron el rostro, pero permaneció impasible. Contempló cómo sus compañeros recogían sus bártulos y comenzaban la retirada sin apenas pestañear. Después aspiró el aire salado, llenándose los pulmones de melancolía añil. El cielo se cubría de grises nubarrones, y Manuela se sintió sacudida por una brisa casi glacial.
            Cuando el primer relámpago encendió el crepúsculo corrió hasta su maletín. Desplegó el último lienzo y lo colocó junto a los otros. La excitación le impidió volverse a sentar, pero se mantuvo a una distancia prudencial hasta que el rayo atravesó la bóveda celeste, ahora ennegrecida por la repentina caída de una noche borrascosa, y descargó su furor sobre la tela, dejando una estela de ardiente naturaleza.

            Satisfecha, reunió todas sus herramientas de trabajo y emprendió el regreso al taller.
DONAIRE GALANTE

5 comentarios:

  1. Una tarde de tormenta de verano puede dar mucha inspiración y no solo para pintar.
    Un abrazo

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    1. así es, compañero. Se me ocurren otros muchos campos donde echar a volar la imaginación. Un abrazo.

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  2. Impresionante cuento. Enhorabuena

    un abrazo

    fus

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  3. Hola Donaire.
    Este verano he realizado una ruta camknando por la Costa Brava y me llevo para el recuerdo unos paisajes que en lienzo serian de gran belleza, admiro a la gente que sabe plasmar tanta maravilla con los colores y el pincel. Un abrazo

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