Diseño de portada: Ana Rodríguez |
Por las noches se asomaba
a la ventana para contemplar la luna, que parecía haberse retorcido hasta
componer una mueca irónica.
Aunque llevaba ya más
tiempo en Estados Unidos que en España no podía apartar la sensación de que se
hallaba lejos de casa. De hecho, se le hacía cada vez más profunda la llaga y
se le achicaba el corazón entre recuerdos y lamentos por aquel tiempo que se fue y ya no regresaría, por más que en su memoria estuviera tan fresco que a
veces sentía que se encontraba allí, entre su gente, paseando por las calles
adoquinadas y estrechas de su barrio, saludando a éste
o aquel compadre,
bañándose tal vez en el canto de una guitarra flamenca en alguna taberna
trasnochada.
Esa era la Triana de su alma. Triana era eso
y mucho más.
DONAIRE GALANTE
Cuando uno vuelve a sus orígenes no hay nada extraño, todo está como lo recordamos.
ResponderEliminarUn beso
En ocasiones es el recuerdo que conservamos del lugar el que nos hace contemplarlo con los mismos ojos. Lo importante es que la esencia está ahí. Besos también.
ResponderEliminarLa luna y una guitarra buena combinación para hacer brotar sentimientos. Un abrazo!
ResponderEliminarUno es de allí donde nacen los recuerdos. Y Triana no es un mal sitio para recordar. Y para volver.
ResponderEliminarUn abrazo desde España (desde Mallorca, en concreto).